Reflexiones: “Hasta Siempre Maestro”
- Luis Ignacio Avila Riveros - El Vocero Año 48 No.
- 4 feb 2015
- 3 Min. de lectura

Publicado en el periódico EL VOCERO No 1386 el 15 mayo de 1986
Pocos hombres en este siglo, en el cual se ha invertido la escala de valores y surgen nuevas castas sociales, han logrado dejar huellas imborrables de gratitud y cariño en todo un pueblo y en varias generaciones y difícil reconocerles sus méritos y virtudes en vida porque siempre los grandes, los virtuosos, los maestros, quienes se entregan por sus semejantes los acompaña la humildad, la nobleza, la sencillez y la más grande de las virtudes la ecuanimidad para ejercer el principio de justicia.
Y siempre que se sobresale, cuando los actos no encuadran dentro de los del común, cuando se adelantan a los acontecimientos en el transcurrir de las épocas, siempre se incomoda, se le critica, se le persigue y se le tilda de loco.
Difícil aún más encontrarlos dentro del sistema educativo del presente siglo que fuera de proletarizar a la educación, ha convertido a los apóstoles de la enseñanza en pobres asalariados, mercaderes de notas en algunos casos, utilizando los bajos salarios, las condiciones infrahumanas, la postración, “criando” generaciones de renegados y resentidos y colocándolos en el oficio de enseñar. En esa forma se deben refugiar en las costumbres del sistema para subsistir y lograr un género de vida cómodo y estable.
Lejos del sistema educativo como el aparato represivo del Estado, estaba la mente liberal, abierta, comprensiva pero exigente de PEDRO PÁRAMO QUINTERO. Lejos del tráfico de los auxilios, del tráfico de las becas, lejos de la lisonja y la salamería, lejos de la envidia que corroe las entrañas, lejos de la acción ventajosa, lejos de pensar en rifas para el arreglo de pupitres y ventiladores, lejos de tomar a la educación como medio de enriquecimiento, de explotación, de sometimiento, de represión, de dominación, en contra de todo esto está la acción de apostolado del MAESTRO. Lejos estuvo PEDRO PÁRAMO QUINTERO de lo que hoy es la educación.
PEDRO PÁRAMO QUINTERO se proyectó en el tiempo y en las ideas por más de medio siglo y sus actos y principios perduran y se reflejan con el transcurso de los años, con el paso de las nuevas generaciones y cada día se hace más actual su ejemplo y siempre vamos a sentir la necesidad de su presencia. Como adalid de la educación, como el elemento liberal, como fuente de libertad, como principio de servicio, como ejemplo de formador nos repetía….”ESTUDIE Y NO SERAS CUANDO CRECIDO, EL JUGUETE VULGAR DE LAS PASIONES NI EL ESCLAVO SERVIL DE LOS TIRANOS…”
Nunca pidió honores, por el contrario, siempre los rechazó. No actuaba motivado por intereses personales sino por ver convertido a sus hombres en servidores de la sociedad y porque quería un sitio justo para su tierra y para sus amigos, que tanto lo traicionaron. Solo a su lado permaneció el NEGRO LERMA, como el fiel guardián de su obra y quien convirtió el Colegio Santander en el fundamento de su vida, sin que los sinsabores y prohibiciones desviaran su mente. Hoy despide a su amigo, a su compañero con sentidas pero firmes palabras y estamos acompañándolo porque sabemos que ese vacío no se llena y a esa compañía no se vuelve a conseguir. Fuerza Aníbal, como grande.
Acompañamos también a Sixta Tulia Herrera Mejía quien ha sabido homologar el trabajo del Maestro con el género femenino, generación delicada para su formación. Nos congratulamos saber que con el cierre del siglo y a través de él, todas las generaciones reconocemos la gran influencia dejada en sus enseñanzas. Nos preguntamos qué hubiese sido del destino de Girardot si no hubiéramos gozado del privilegio de tener a tan grandes educadores.
Al despedir a PEDRO PÁRAMO QUINTERO notamos que el pueblo porteño fue inferior a su obligación de gratitud con el formador de generaciones y que los honores por decreto sobran en estos casos cuando un colegio oficial lleva el nombre de alguien que en nada se puede comparar con la obra dejada en nuestros corazones por PEDRO PÁRAMO QUINTERO Pero esa es la vida, esa es la política colombiana y de eso viven algunos mediocres.
El mejor aporte que podemos dejar a la memoria de nuestro maestro, quienes ejercimos de EL su influencia, es fundar en la ciudad la escuela de ideas liberales, donde conservemos y engendremos sus principios en beneficio de nuestros semejantes y purifiquemos un poco el sistema educativo por el que EL se entregó en vida.
AQUÍ SE QUEDA LA CLARA, LA EXTRAÑA RETRANSPARENCIA, DE TU QUERIDA PRESENCIA, MAESTRO PEDRO PÁRAMO QUINTERO……..
Comments